(...)Ella llegó mientras él dormía. Sin procurar hacer mucho ruido se sentó en el sofá. Él se despertó y la vio sentada sola, media dormida. La invitó a que vaya a dormir con él. Ella fue. Se acostó y él tomo su mano y la puso alrededor de su cintura. Ella sonrió. Él le acariciaba la mano, luego el brazo. Los dos se miraron. Él la besó. Luego ella lo miro y sonrío nuevamente. Él le ofreció algo de beber, algo de comer. Ella negó. Él se acostó. Ahora era él quién abrazaba a ella. Ella lo acariciaba y tomaba de las manos. Se besaron y miraron por un largo tiempo. Más tarde, los dos durmieron profundamente, por lo menos dos horas. Ella se sintió aliviada, cuidada, querida; aunque capas no era del todo así. Pero así lo sentía ella...
JG ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario